miércoles, 6 de junio de 2018

Formación on tour

Os dejo un vídeo de mi último viaje a Barcelona, donde estuve realizando unos cursos para mejorar mi metodología didáctica 

jueves, 31 de mayo de 2018

Sobre los certificados de profesionalidad

Los certificados de profesionalidad, regulados por el Real Decreto 34/2008, de 18 de enero,  son el instrumento de acreditación oficial de las cualificaciones profesionales del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales en el ámbito de la administración laboral.
certificado profesionalidad formador cantabria

Estos certificados acreditan el conjunto de competencias profesionales que capacitan para el desarrollo de una actividad laboral identificable en el sistema productivo sin que ello constituya regulación del ejercicio profesional.
Tienen carácter oficial y validez en todo el territorio nacional y son expedidos por el SEPE y los órganos competentes de las Comunidades Autónomas.
Se obtienen a través de dos vías:
  • Superando todos los módulos que integran el certificado de profesionalidad.
  • Siguiendo los procedimientos establecidos para la evaluación y acreditación de las competencias profesionales adquiridas a través de la experiencia laboral o de vías no formales de formación.
Por otro lado, el Real Decreto 189/2013, de 15 de marzo, tiene por objeto introducir las modificaciones de la regulación de los certificados de profesionalidad en relación con el nuevo contrato para la formación y al aprendizaje, con la formación profesional dual, así como en relación con su oferta e implantación y con aquellos aspectos que dan garantía de calidad al sistema. También, normaliza los requerimientos para la acreditación de centros con oferta de teleformación, así como de sus tutores-formadores, amplía la participación en la oferta formativa a los centros de iniciativa privada y a las empresas y establece medidas para favorecer la gestión eficaz de esta oferta y para mejorar el seguimiento de la calidad en el desarrollo de la actividad formativa.

lunes, 28 de mayo de 2018

La importancia de la formación

El escritor francés Gustave Flaubert no pudo estar más acertado cuando dijo que “la vida debe ser una continua educación”. El mundo sigue girando, queramos o no, así que lo mejor para nuestros intereses, tanto personales como profesionales, es apostar por la formación continua como vía para permanecer actualizados y preparados para las nuevas circunstancias.
¿Crees que contar con una carrera y/o un trabajo es suficiente? El mercado laboral sigue su curso y las empresas, en un escenario altamente competitivo, buscan nuevos servicios y productos para sobresalir del resto, lo que a su vez requiere de un capital humano en constante reciclaje, que sepa afrontar los retos tanto a nivel de competencias técnicas como de habilidades sociales o ‘soft skills’.
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Por tanto, la formación es crucial en el desarrollo personal y profesional de cualquier persona, por el impacto que genera a distintos niveles:
Mejora las condiciones de trabajo. La ampliación de las capacidades técnicas y habilidades sociales a través de acciones formativas nos posicionan en una situación de partida privilegiada para acceder al mercado de trabajo, para promocionar dentro de la compañía o para conseguir un empleo más satisfactorio en otra empresa. Por ejemplo, un estudio recientemente publicado por la Fundación BBVA y el IVIE revela que la Educación Superior aporta a los jóvenes una probabilidad de trabajar 13 puntos porcentuales por encima de otras personas con estudios obligatorios. Por su parte, el informe ‘Impacto de la formación en las retribuciones’, realizado por ICSA Grupo, en colaboración con La Salle Campus Barcelona‐URL, pone de manifiesto que los jóvenes más formados obtienen un 40,5% más de salario que los que no lo están, una diferencia que en el caso de los mayores de 50 años es 2,6 veces superior.
Incrementa la competencia profesional y la productividad. El hecho de estar altamente capacitados nos permite, a su vez, afrontar la toma de decisiones y resolución de conflictos de forma más eficaz, lo que redunda en nuestra reputación dentro y fuera de la empresa, al tiempo que proporciona a la compañía mejores índices de productividad por parte de la plantilla.
Aumenta nuestra satisfacción en el empleo. Gracias a la formación, seremos capaces de llevar a cabo con éxito las metas que nos propongamos y de afrontar nuevos desafíos, lo que tiene un impacto positivo en nuestra motivación laboral y nuestra satisfacción personal y autoafirmación. En este sentido, el estudio ‘Randstad Workmonitor 2015’ revela que cuanto mayor es el nivel educativo de los profesionales, mayor es su grado de satisfacción laboral, hasta el punto de que el 77% de los trabajadores con estudios superiores se encuentran felices en su empleo, frente al 48% de los empleados con formación primaria.